lunes, 26 de enero de 2015

"El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 3 "mi recuerdo aún lleva tu nombre"


"El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 3 "Mi recuerdo aún lleva tu nombre"

La volví a ver después de muchos años, es curioso decir “hola” a una persona a la que solías decirle “te amo” y ver por supuesto, los estragos que causa el tiempo, aunque siempre me gustó pensar que nuestra esencia no cambia, que a pesar del tiempo y el reloj que no perdona, ella sigue siendo aquella niña dulce, tierna que solía hacer sonreír y enojar al mismo tiempo.


Al verla empecé a recordar cómo nos enamoramos, siempre fue esa chica con la que solía discutir demasiado, enamorarme de ella creo que solo fue el siguiente paso de lo que ya estaba escrito.

Yo solía viajar con frecuencia y ella me extraña demasiado, pero aunque mi día era cansado o agotador, todas las noches platicaba con ella y trataba de enamorarla cada día, con historias inventadas sobre nosotros, poemas, cartas, o vídeos, o un aparecerme en su puerta con un pequeño papel arrancado de un cuaderno como letrero con un escrito que decía: “¿Aún me amas?” y una carita sonriente hecha con lapicero. 

Ella era impulsiva, pero comprendo, cuando teníamos un problema o ella se molestaba conmigo, yo la escuchaba atento, con una sonrisa tierna, eso solía exasperarla tanto que al final yo le decía. “tranquila” me acercaba le daba un abrazo y un beso, o simplemente terminaba haciéndola sonreír.

Me encantaba cargarla, que fuera pequeña a mi lado aun cuando estaba muy sonrojada y avergonzada me gustaba cargarla y ella me abrazaba con fuerza.

Solía ser muy celosa, pero no había motivos pues la amaba con todo mí ser, a veces eso ocasionaba nuestros problemas, la distancia y mis viajes, por todo eso considero que fue justo que al final ella se fuera de mi lado, la entiendo.

Aunque el tiempo pasó, solíamos escribirnos con frecuencia, aunque ya no había una relación siempre nos escribíamos en la madrugada, como si la noche y en silencio mientras todos duermen, fuera nuestro escondite, nuestro lugar de amor furtivo sin aceptar nuestros sentimientos y enmarañarla con una amistad.

Y después simplemente dejamos de hacerlo, ella siguió su vida y yo también, creo que haciendo memoria esta noche nunca dijimos “adiós”, solo dejamos que todo se perdiera. 

Ahora regreso a esta ciudad y mientras caminaba con dos amigas, la vuelvo a ver y en ese instante en que cruzamos miradas, ese fragmento, hizo florecer tantos recuerdos, pero solo pude decir “hola”.

Nada está escrito en el libro del amor de cada uno, todas nuestras historias son únicas e irrepetibles, algunas nos causan nostalgias y gratos recuerdos, otros nos causan desazón y tristeza, pero cada persona que amamos siempre nos enseña algo.

Por otro lado y espero que ustedes mis lectores estén de acuerdo conmigo, siempre habrá una persona a la que habrás amado más, aquella que cambio tu vida, con la que soñaste un futuro, ella era esa persona para mí, nadie dice que nuestras historias de amor sean justas o tengan finales felices, pero siempre tendré la certeza de ella no me olvidará pues ella me amó tanto o más como yo a ella.

Bueno sé que volveré a verla, el mundo es tan pequeño, pero ahora tengo que viajar nuevamente así que les dejo con un pequeño pensamiento mío sobre cada lugar al que voy.

Y entonces amaneció y me pregunté - ¿A qué lugar debo ir ahora?- pues comprendí que debo seguir caminando. Así que vislumbre un nuevo lugar con el que soñé y conozco cada rincón, cada esquina aunque nunca estuve en él.

Luis Pablo


"El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 3 "mi recuerdo aún lleva tu nombre"


"El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 3 "Mi recuerdo aún lleva tu nombre"

La volví a ver después de muchos años, es curioso decir “hola” a una persona a la que solías decirle “te amo” y ver por supuesto, los estragos que causa el tiempo, aunque siempre me gustó pensar que nuestra esencia no cambia, que a pesar del tiempo y el reloj que no perdona, ella sigue siendo aquella niña dulce, tierna que solía hacer sonreír y enojar al mismo tiempo.


Al verla empecé a recordar cómo nos enamoramos, siempre fue esa chica con la que solía discutir demasiado, enamorarme de ella creo que solo fue el siguiente paso de lo que ya estaba escrito.

Yo solía viajar con frecuencia y ella me extraña demasiado, pero aunque mi día era cansado o agotador, todas las noches platicaba con ella y trataba de enamorarla cada día, con historias inventadas sobre nosotros, poemas, cartas, o vídeos, o un aparecerme en su puerta con un pequeño papel arrancado de un cuaderno como letrero con un escrito que decía: “¿Aún me amas?” y una carita sonriente hecha con lapicero. 

Ella era impulsiva, pero comprendo, cuando teníamos un problema o ella se molestaba conmigo, yo la escuchaba atento, con una sonrisa tierna, eso solía exasperarla tanto que al final yo le decía. “tranquila” me acercaba le daba un abrazo y un beso, o simplemente terminaba haciéndola sonreír.

Me encantaba cargarla, que fuera pequeña a mi lado aun cuando estaba muy sonrojada y avergonzada me gustaba cargarla y ella me abrazaba con fuerza.

Solía ser muy celosa, pero no había motivos pues la amaba con todo mí ser, a veces eso ocasionaba nuestros problemas, la distancia y mis viajes, por todo eso considero que fue justo que al final ella se fuera de mi lado, la entiendo.

Aunque el tiempo pasó, solíamos escribirnos con frecuencia, aunque ya no había una relación siempre nos escribíamos en la madrugada, como si la noche y en silencio mientras todos duermen, fuera nuestro escondite, nuestro lugar de amor furtivo sin aceptar nuestros sentimientos y enmarañarla con una amistad.

Y después simplemente dejamos de hacerlo, ella siguió su vida y yo también, creo que haciendo memoria esta noche nunca dijimos “adiós”, solo dejamos que todo se perdiera. 

Ahora regreso a esta ciudad y mientras caminaba con dos amigas, la vuelvo a ver y en ese instante en que cruzamos miradas, ese fragmento, hizo florecer tantos recuerdos, pero solo pude decir “hola”.

Nada está escrito en el libro del amor de cada uno, todas nuestras historias son únicas e irrepetibles, algunas nos causan nostalgias y gratos recuerdos, otros nos causan desazón y tristeza, pero cada persona que amamos siempre nos enseña algo.

Por otro lado y espero que ustedes mis lectores estén de acuerdo conmigo, siempre habrá una persona a la que habrás amado más, aquella que cambio tu vida, con la que soñaste un futuro, ella era esa persona para mí, nadie dice que nuestras historias de amor sean justas o tengan finales felices, pero siempre tendré la certeza de ella no me olvidará pues ella me amó tanto o más como yo a ella.

Bueno sé que volveré a verla, el mundo es tan pequeño, pero ahora tengo que viajar nuevamente así que les dejo con un pequeño pensamiento mío sobre cada lugar al que voy.

Y entonces amaneció y me pregunté - ¿A qué lugar debo ir ahora?- pues comprendí que debo seguir caminando. Así que vislumbre un nuevo lugar con el que soñé y conozco cada rincón, cada esquina aunque nunca estuve en él.

Luis Pablo


"El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 3 "mi recuerdo aún lleva tu nombre"


"El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 3 "Mi recuerdo aún lleva tu nombre"

La volví a ver después de muchos años, es curioso decir “hola” a una persona a la que solías decirle “te amo” y ver por supuesto, los estragos que causa el tiempo, aunque siempre me gustó pensar que nuestra esencia no cambia, que a pesar del tiempo y el reloj que no perdona, ella sigue siendo aquella niña dulce, tierna que solía hacer sonreír y enojar al mismo tiempo.


Al verla empecé a recordar cómo nos enamoramos, siempre fue esa chica con la que solía discutir demasiado, enamorarme de ella creo que solo fue el siguiente paso de lo que ya estaba escrito.

Yo solía viajar con frecuencia y ella me extraña demasiado, pero aunque mi día era cansado o agotador, todas las noches platicaba con ella y trataba de enamorarla cada día, con historias inventadas sobre nosotros, poemas, cartas, o vídeos, o un aparecerme en su puerta con un pequeño papel arrancado de un cuaderno como letrero con un escrito que decía: “¿Aún me amas?” y una carita sonriente hecha con lapicero. 

Ella era impulsiva, pero comprendo, cuando teníamos un problema o ella se molestaba conmigo, yo la escuchaba atento, con una sonrisa tierna, eso solía exasperarla tanto que al final yo le decía. “tranquila” me acercaba le daba un abrazo y un beso, o simplemente terminaba haciéndola sonreír.

Me encantaba cargarla, que fuera pequeña a mi lado aun cuando estaba muy sonrojada y avergonzada me gustaba cargarla y ella me abrazaba con fuerza.

Solía ser muy celosa, pero no había motivos pues la amaba con todo mí ser, a veces eso ocasionaba nuestros problemas, la distancia y mis viajes, por todo eso considero que fue justo que al final ella se fuera de mi lado, la entiendo.

Aunque el tiempo pasó, solíamos escribirnos con frecuencia, aunque ya no había una relación siempre nos escribíamos en la madrugada, como si la noche y en silencio mientras todos duermen, fuera nuestro escondite, nuestro lugar de amor furtivo sin aceptar nuestros sentimientos y enmarañarla con una amistad.

Y después simplemente dejamos de hacerlo, ella siguió su vida y yo también, creo que haciendo memoria esta noche nunca dijimos “adiós”, solo dejamos que todo se perdiera. 

Ahora regreso a esta ciudad y mientras caminaba con dos amigas, la vuelvo a ver y en ese instante en que cruzamos miradas, ese fragmento, hizo florecer tantos recuerdos, pero solo pude decir “hola”.

Nada está escrito en el libro del amor de cada uno, todas nuestras historias son únicas e irrepetibles, algunas nos causan nostalgias y gratos recuerdos, otros nos causan desazón y tristeza, pero cada persona que amamos siempre nos enseña algo.

Por otro lado y espero que ustedes mis lectores estén de acuerdo conmigo, siempre habrá una persona a la que habrás amado más, aquella que cambio tu vida, con la que soñaste un futuro, ella era esa persona para mí, nadie dice que nuestras historias de amor sean justas o tengan finales felices, pero siempre tendré la certeza de ella no me olvidará pues ella me amó tanto o más como yo a ella.

Bueno sé que volveré a verla, el mundo es tan pequeño, pero ahora tengo que viajar nuevamente así que les dejo con un pequeño pensamiento mío sobre cada lugar al que voy.

Y entonces amaneció y me pregunté - ¿A qué lugar debo ir ahora?- pues comprendí que debo seguir caminando. Así que vislumbre un nuevo lugar con el que soñé y conozco cada rincón, cada esquina aunque nunca estuve en él.

Luis Pablo


"El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 3 "mi recuerdo aún lleva tu nombre"


"El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 3 "Mi recuerdo aún lleva tu nombre"

La volví a ver después de muchos años, es curioso decir “hola” a una persona a la que solías decirle “te amo” y ver por supuesto, los estragos que causa el tiempo, aunque siempre me gustó pensar que nuestra esencia no cambia, que a pesar del tiempo y el reloj que no perdona, ella sigue siendo aquella niña dulce, tierna que solía hacer sonreír y enojar al mismo tiempo.


Al verla empecé a recordar cómo nos enamoramos, siempre fue esa chica con la que solía discutir demasiado, enamorarme de ella creo que solo fue el siguiente paso de lo que ya estaba escrito.

Yo solía viajar con frecuencia y ella me extraña demasiado, pero aunque mi día era cansado o agotador, todas las noches platicaba con ella y trataba de enamorarla cada día, con historias inventadas sobre nosotros, poemas, cartas, o vídeos, o un aparecerme en su puerta con un pequeño papel arrancado de un cuaderno como letrero con un escrito que decía: “¿Aún me amas?” y una carita sonriente hecha con lapicero. 

Ella era impulsiva, pero comprendo, cuando teníamos un problema o ella se molestaba conmigo, yo la escuchaba atento, con una sonrisa tierna, eso solía exasperarla tanto que al final yo le decía. “tranquila” me acercaba le daba un abrazo y un beso, o simplemente terminaba haciéndola sonreír.

Me encantaba cargarla, que fuera pequeña a mi lado aun cuando estaba muy sonrojada y avergonzada me gustaba cargarla y ella me abrazaba con fuerza.

Solía ser muy celosa, pero no había motivos pues la amaba con todo mí ser, a veces eso ocasionaba nuestros problemas, la distancia y mis viajes, por todo eso considero que fue justo que al final ella se fuera de mi lado, la entiendo.

Aunque el tiempo pasó, solíamos escribirnos con frecuencia, aunque ya no había una relación siempre nos escribíamos en la madrugada, como si la noche y en silencio mientras todos duermen, fuera nuestro escondite, nuestro lugar de amor furtivo sin aceptar nuestros sentimientos y enmarañarla con una amistad.

Y después simplemente dejamos de hacerlo, ella siguió su vida y yo también, creo que haciendo memoria esta noche nunca dijimos “adiós”, solo dejamos que todo se perdiera. 

Ahora regreso a esta ciudad y mientras caminaba con dos amigas, la vuelvo a ver y en ese instante en que cruzamos miradas, ese fragmento, hizo florecer tantos recuerdos, pero solo pude decir “hola”.

Nada está escrito en el libro del amor de cada uno, todas nuestras historias son únicas e irrepetibles, algunas nos causan nostalgias y gratos recuerdos, otros nos causan desazón y tristeza, pero cada persona que amamos siempre nos enseña algo.

Por otro lado y espero que ustedes mis lectores estén de acuerdo conmigo, siempre habrá una persona a la que habrás amado más, aquella que cambio tu vida, con la que soñaste un futuro, ella era esa persona para mí, nadie dice que nuestras historias de amor sean justas o tengan finales felices, pero siempre tendré la certeza de ella no me olvidará pues ella me amó tanto o más como yo a ella.

Bueno sé que volveré a verla, el mundo es tan pequeño, pero ahora tengo que viajar nuevamente así que les dejo con un pequeño pensamiento mío sobre cada lugar al que voy.

Y entonces amaneció y me pregunté - ¿A qué lugar debo ir ahora?- pues comprendí que debo seguir caminando. Así que vislumbre un nuevo lugar con el que soñé y conozco cada rincón, cada esquina aunque nunca estuve en él.

Luis Pablo