martes, 27 de enero de 2015

El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 14 "Días buenos y días malos"


El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 14 "Días buenos y días malos"

Días buenos.

Un día bueno es levantarme siempre de buen humor, obviando claro, el calor sofocante del lugar donde vivo, si me levanto temprano lo primero que hago es escribir y llamar a una amiga que odia que la levanten temprano, pero el fondo ella sabe que lo hago por que la quiero mucho.

Mientras el tedio de levantarme termina, Suelo poner música a todo volumen para escuchar canciones de los 90’, todas las mañanas como si fuera una tradición muy arraigada a mí ser.

Suelo escribirle “buenos días, espero que tengas un gran día y no olvides sonreír” a la chica que me gusta, si no tengo cosas que hacer ese día salgo a correr y pasar toda mi mañana escuchando música mientras recorro las calles y lugares de esta ciudad, sé que muchas personas me miran extrañadas de ver a alguien hacer deporte en tremendo sol fulminante, pero saben, el sol no me molesta, caminar o correr y poner a divagar mi mente es una gran manera de comenzar mi día.

Siempre regreso a casa a mediodía y si eso no ocurre, suelo ir a la casa de la amiga que me odia todas las mañanas por despertarla, nos vamos de comprar, cocinamos para almorzar, generalmente pasta u otros platillos exquisitos que ella sabe hacer, casi nunca se lo diga pero es una gran cocinera.

Si tengo el día libre, nos vamos al cine y pasamos el resto del día viendo una y otra película y si tenemos suerte que suele ocurrir con frecuencia, siempre nos terminan regalando entradas para alguna función especial.

No hay muchas cosas que puedan cambiar mis días buenos y las cosas que suelo hacer, en mi manera de divertirme están siempre entre ir al cine, cocinar, caminar en las noches y platicar, ir a tomar un café mientras escuchamos buena música, ver películas en casa en el proyector, ir a tomar una copa de vino siempre, viajar e ir a lugares que me devuelvan mi tranquilidad, escribir y como siempre mantengo mi lado apasionado por la tecnología hacer experimentos, configurar dispositivos y dando paz a mi lado gamer siempre terminar jugando algún juego clásico de la era de los 32 bits.

Mi mundo puede ser pequeño pero lo adoro.

Días Malos

Un día es aquel donde olvido todo lo que suelo hacer siempre, no hay música, no hay sonrisa, solo pensamientos que invaden mi mente, cosas que me preocupan y que hacen más difícil que quiera salir de la cama, aunque termino por levantarme y salgo a correr, mi mente siempre está centrada en aquello que me preocupa y no sé si sea el karma o simplemente mi estado gris que generalmente termino viendo llover sobre la ciudad y completo mi día-

No suelo decir cuando siento mal, de una u otra forma me convierto en un fantasma errante y no quiero compartir mis tristeza, suelo pensar que no está bien contagiar a las demás personas de mi mal estado.

Incluso cuando intento escribir se nota mi estado de ánimo, cada palabra o cada verso que sale de mí, denota mucha tristeza y prefiero no hacerlo.

Claro que siempre cumplo mis deberes y mis responsabilidades, pero eso no quita que no me sienta bien, suelo racionalizar e intentar ver el motivo de angustia, pero siempre sin éxito.

Cuando llega la noche a veces sigo pensativo y quiero platicar con alguien pero ya es de madrugada, me cuesta recordar a veces que no todos son nocturnos como yo.

Pero al final, después de tanto pensar, analizar o racionalizar, comprendo que ya pasó, muy tarde pues sigo siendo un mal alumno a veces de mis propias enseñanzas, respiro y recuerdo que siempre todo tiene solución y recuerdo la más grande lección que aprendí.

“Pablo tienes que aprender que existen palabras mágicas para cualquier momento malo, sin importar cuál sea la causa de tu dolor o tu angustia, brinda amor, aprender a perdonar, aprende a pedir disculpas y se agradecido por cada lección que aprendiste de otra persona, porque si alguien te lastima dile palabras deseándole lo mejor”.

Palabras que me enseño una amiga que viva en Argentina y espero que pronto pueda visitarla.

Escribo esta noche sobre esto mis queridos lectores, porque he tenido días muy malos últimamente, días que hicieron renacer mis inseguridades, mis miedos y todo lo negativo que a veces nace de mi corazón.

Aunque tarde, recordé hace tan solo unos instantes por que debería estar sonriendo.

Ahora me despido, que tengas una buena noche.

Luis Pablo


El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 14 "Días buenos y días malos"


El Diario de un Hombre Ermitaño - Episodio 14 "Días buenos y días malos"

Días buenos.

Un día bueno es levantarme siempre de buen humor, obviando claro, el calor sofocante del lugar donde vivo, si me levanto temprano lo primero que hago es escribir y llamar a una amiga que odia que la levanten temprano, pero el fondo ella sabe que lo hago por que la quiero mucho.

Mientras el tedio de levantarme termina, Suelo poner música a todo volumen para escuchar canciones de los 90’, todas las mañanas como si fuera una tradición muy arraigada a mí ser.

Suelo escribirle “buenos días, espero que tengas un gran día y no olvides sonreír” a la chica que me gusta, si no tengo cosas que hacer ese día salgo a correr y pasar toda mi mañana escuchando música mientras recorro las calles y lugares de esta ciudad, sé que muchas personas me miran extrañadas de ver a alguien hacer deporte en tremendo sol fulminante, pero saben, el sol no me molesta, caminar o correr y poner a divagar mi mente es una gran manera de comenzar mi día.

Siempre regreso a casa a mediodía y si eso no ocurre, suelo ir a la casa de la amiga que me odia todas las mañanas por despertarla, nos vamos de comprar, cocinamos para almorzar, generalmente pasta u otros platillos exquisitos que ella sabe hacer, casi nunca se lo diga pero es una gran cocinera.

Si tengo el día libre, nos vamos al cine y pasamos el resto del día viendo una y otra película y si tenemos suerte que suele ocurrir con frecuencia, siempre nos terminan regalando entradas para alguna función especial.

No hay muchas cosas que puedan cambiar mis días buenos y las cosas que suelo hacer, en mi manera de divertirme están siempre entre ir al cine, cocinar, caminar en las noches y platicar, ir a tomar un café mientras escuchamos buena música, ver películas en casa en el proyector, ir a tomar una copa de vino siempre, viajar e ir a lugares que me devuelvan mi tranquilidad, escribir y como siempre mantengo mi lado apasionado por la tecnología hacer experimentos, configurar dispositivos y dando paz a mi lado gamer siempre terminar jugando algún juego clásico de la era de los 32 bits.

Mi mundo puede ser pequeño pero lo adoro.

Días Malos

Un día es aquel donde olvido todo lo que suelo hacer siempre, no hay música, no hay sonrisa, solo pensamientos que invaden mi mente, cosas que me preocupan y que hacen más difícil que quiera salir de la cama, aunque termino por levantarme y salgo a correr, mi mente siempre está centrada en aquello que me preocupa y no sé si sea el karma o simplemente mi estado gris que generalmente termino viendo llover sobre la ciudad y completo mi día-

No suelo decir cuando siento mal, de una u otra forma me convierto en un fantasma errante y no quiero compartir mis tristeza, suelo pensar que no está bien contagiar a las demás personas de mi mal estado.

Incluso cuando intento escribir se nota mi estado de ánimo, cada palabra o cada verso que sale de mí, denota mucha tristeza y prefiero no hacerlo.

Claro que siempre cumplo mis deberes y mis responsabilidades, pero eso no quita que no me sienta bien, suelo racionalizar e intentar ver el motivo de angustia, pero siempre sin éxito.

Cuando llega la noche a veces sigo pensativo y quiero platicar con alguien pero ya es de madrugada, me cuesta recordar a veces que no todos son nocturnos como yo.

Pero al final, después de tanto pensar, analizar o racionalizar, comprendo que ya pasó, muy tarde pues sigo siendo un mal alumno a veces de mis propias enseñanzas, respiro y recuerdo que siempre todo tiene solución y recuerdo la más grande lección que aprendí.

“Pablo tienes que aprender que existen palabras mágicas para cualquier momento malo, sin importar cuál sea la causa de tu dolor o tu angustia, brinda amor, aprender a perdonar, aprende a pedir disculpas y se agradecido por cada lección que aprendiste de otra persona, porque si alguien te lastima dile palabras deseándole lo mejor”.

Palabras que me enseño una amiga que viva en Argentina y espero que pronto pueda visitarla.

Escribo esta noche sobre esto mis queridos lectores, porque he tenido días muy malos últimamente, días que hicieron renacer mis inseguridades, mis miedos y todo lo negativo que a veces nace de mi corazón.

Aunque tarde, recordé hace tan solo unos instantes por que debería estar sonriendo.

Ahora me despido, que tengas una buena noche.

Luis Pablo